Los inhibidores, también conocidos como dispositivos de inhibición de GNSS, emiten deliberadamente señales de radiofrecuencia para interferir o bloquear por completo las transmisiones legítimas de los satélites. Estos dispositivos maliciosos pueden comprometer gravemente la fiabilidad y la seguridad de los sistemas de navegación utilizados en la aviación, el transporte marítimo, la gestión del tráfico rodado, los vehículos autónomos, los drones y las operaciones militares.
Los inhibidores funcionan transmitiendo ruido o señales engañosas en las mismas frecuencias que los satélites GNSS, normalmente en la banda L, donde operan señales como GPS L1 y L2. Las señales GNSS viajan aproximadamente 20.000 kilómetros desde los satélites en órbita terrestre media y son extremadamente débiles—comparables en potencia a una bombilla estándar vista desde una gran distancia. Esto las hace vulnerables incluso a dispositivos de inhibición de baja potencia. Una vez que un inhibidor supera estas señales en el receptor, el sistema de navegación ya no puede determinar su posición o tiempo, lo que resulta en la denegación del servicio.
Tipos de inhibidores de frecuencia (jammers)
Existen varios tipos de inhibidores, que van desde simples dispositivos personales de privacidad (PPD) de bajo coste hasta sofisticados sistemas de grado militar. Los PPD son utilizados a menudo por los conductores que desean evitar el seguimiento por parte de los sistemas de gestión de flotas o los cargos de peaje.
Aunque son ilegales en muchos países, estos dispositivos están ampliamente disponibles en línea. Su uso puede causar daños colaterales al afectar a los sistemas cercanos que dependen del GNSS, incluidos los servicios de aviación y de emergencia. Por el contrario, los inhibidores militares son de alta potencia, a menudo móviles o aerotransportados, y pueden dirigirse a regiones o sistemas específicos con precisión, lo que permite a los adversarios interrumpir las operaciones enemigas sin enfrentarse directamente a ellos.
¿Cómo bloquear a los inhibidores?
Para contrarrestar los inhibidores, las industrias y los gobiernos han desarrollado varias estrategias de mitigación. Los sistemas de detección supervisan la calidad de la señal GNSS e identifican anomalías que sugieren la inhibición. Estos sistemas pueden alertar a los usuarios y permitir una respuesta rápida. Los equipos de localización ayudan a localizar y neutralizar las fuentes de inhibición. Mientras tanto, el endurecimiento de los receptores mediante tecnologías anti-inhibición—como las antenas de formación de haces, el salto de frecuencia y los algoritmos de procesamiento de señales—ayuda a mantener la navegación en entornos de inhibición.
Además, la integración con sensores que no son GNSS proporciona redundancia. Los sistemas de navegación inercial (INS) estiman la posición y el movimiento utilizando mediciones internas. Permiten a los vehículos navegar durante cortes cortos de GNSS. Otras fuentes, como las señales de radio, los puntos de referencia visuales y el LiDAR, también ayudan a la navegación. Estos métodos complementan el GNSS en condiciones denegadas.
A medida que los dispositivos de interferencia se vuelven más baratos, pequeños y sofisticados, es probable que la amenaza que representan crezca. Las autoridades reguladoras imponen controles estrictos sobre la venta y el uso de inhibidores. Los sectores público y privado invierten en infraestructuras de navegación resistentes. Los investigadores desarrollan una autenticación de señal robusta, métodos de navegación alternativos y detección de interferencias basada en el aprendizaje automático. Estos esfuerzos pretenden adelantarse a la amenaza de la inhibición.
En resumen, los inhibidores de señales en la navegación representan un serio desafío para la integridad de los servicios globales de posicionamiento y temporización. Desde las operaciones comerciales hasta la seguridad nacional, las consecuencias de la interrupción de la señal son de gran alcance y potencialmente graves. Comprender cómo funcionan los inhibidores de señales, reconocer su impacto y desplegar estrategias de mitigación por capas son pasos esenciales para defender la fiabilidad de los sistemas de navegación que impulsan el mundo moderno.